RobertoElía

Elía y lo elemental.
Marcelo E. Pacheco.

 

Roberto Elía y Buenos Aires (1950, Roberto Elía en Buenos Aires). Una ciudad que inhibe y sospecha, una geografía que sujeta destinos y amores. El artista interviene tímido, opera cauteloso. Buenos Aires no se muestra sino de tarde en tarde, algún otoño o un día de verano cuando está casi vacía y con algo de modorra nochera. Narrar una ficción, nombrar ecos y sombras, ensayar preguntas, sugerir fantasmas, reunir reliquias, todas son acciones ancladas en la tristeza de una ciudad que se niega y en el desamparo de una memoria que se olvida. Ya lo presintieron Borges y Marechal y lo adivinó Cortazar antes de partir. El mundo de Elía es tan hermético como esta ciudad en la que muerde sus desencantos. Sin embargo, acercarse a sus trabajos es entrar a un mundo poblado de elementos cotidianos: broche, cajas, maderas, vidrios, lápices, todo lo que tiene huellas, lo que guarda la señal de lo abandonado.

El artista inventa una gramática y altera la sintaxis de lo reconocible. Su gesto de posesión, su decir con cosas simples es el acto que altera la realidad. La fricción entre los objetos diarios subvierte, ilumina. Elía hace del broche y de sus partes una imagen funeraria, una silueta humana, dos garras, una dentellada, paréntesis que suspenden el tiempo, que encierran la palabra, que contiene la poética. El artista mira a su alrededor y, lento, encuentra y construye encrucijadas diferentes. El orden fáctico se quiebra, sus trabajos vulneran los sentidos pactados y alumbran metáforas que insisten sobre el caos y sobre el límite. Hay climas necesarios, hay una memoria antigua que reaparece.

Elía (re)construye con sus broches, una y otra vez. El juego no tiene reglas. Su estrategia es "la enumeración que los tratadistas llaman caótica y que, de hecho, es cósmica, porque todas las cosas están unidas por vínculos secretos" *. Lo mejor es mirar y aprehender: una intuición, un concepto y presencias que evocan en su materialidad y en su latencia.

* Jorge Luis Borges: Alguien sueña en Los Conjurados.

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