LeónFerrari
(La bondadosa crueldad)


 

Hoguera

Encenderé una hoguera con madera de laurel, de olivo y de la higue


ra que secó Jesús, con cizaña cortada por ángeles, con gomas que quemaban para quemar muertos, con fuego del diablo que nunca se apaga, con llamas de velas encendidas el día de la Inmaculada Concepción.


Cuchillos

Cuchillos para matar impíos para resucitarlos para sepultarlos en llamas eternas para castigarlos siempre.


Busto

En una sala redonda, alientos y gritos en el aire, haré un busto pegando pedazos: orejas de Cardenal, muelas de Astiz, pensamientos de Videla, caninos de Quarracino, hostias de Von Wernich, crucifijo de Calabresi, pupilas de Lopez Rega, pestañas de Tortolo, baldosas de la ESMA, hisopo de Ogñenovich, rosario de Massera, puerta de la Catedral, picaporte del Olimpo, campana de Stella Maris garganta de Galtieri, flemas del Nuncio Apostólico


Langosta

En el altar de la Catedral, junto a una mitra, sobre Biblias de capellanes que confortaban en la ESMA a capitanes de navío y de corbeta, abiertas en la página donde ellos y miles de millones miles de años leyeron estos irán al tormento eterno, apoyaré la picana de Pernías junto a una langosta apocalíptica pintada con saliva de Massera, un fresco que la muestre como la vio San Juan saliendo entre el humo del pozo del abismo, corona de oro en la cabeza, cara de hombre, dientes de león, cabellos como cabellos de mujeres, cola de escorpión y el estruendo de sus alas como el ruido de mil carros que con muchos caballos corren a la batalla. Junto a las víctimas de la langosta un médico y un angel para asistirlas para que no mueran antes de los cinco meses que San Juan dice que el Hijo dijo que debía durar el tormento: aunque los torturados pidan la muerte, la muerte, dice que dijo, no llegará.


Todo pardo color chacal

Pintaré una pared, hecha con piedras, huesos, juguetes, maderas quemadas de Gomorra, Oradur, Nínive y Capernaum, con los matices y las sombras y la belleza de las sombras que sobre las ruinas violentas de Edom escribió Isaías: Llena está de sangre la espada de Jehová, de sangre de corderos y de cabritos, de grasa de riñones de carneros: porque Jehová tiene gran matanza en la tierra de Edom, donde caerán unicornios y toros con becerros; su tierra se embriagará de sangre, sus arroyos se tornarán en pez, y su polvo en azufre. La poseerán el pelícano y el mochuelo, la lechuza y el cuervo morarán en ella. En sus alcázares crecerán espinas, y ortigas y cardos en sus fortalezas; y será morada de chacales, patio para los pollos de avestruces. Allí descansará Lilit, y anidará el cuclillo, allí se ayuntarán los buitres con sus compañeras. Pintaré todo esto con grises de varios colores, los verdes quemados de Sodoma, las cenizas de los rojos y amarillos de Hiroshima, todo pardo color chacal menos los pájaros los pelícanos los mochuelos y avestruces y las lechuzas volando con las plumas deslumbrantes de los ángeles y el oro de la corona del Cordero.

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