AnahíCáceres

 

Jornadas "Cuerpos Argentinos"
mayo 2007- IUNA –7 Cátedra Crítica de arte


Maneras de representación de un cuerpo en los
lenguajes de la palabra y de la imagen.

Coordinadora Liliana Lukin

 

El video que participa en estas jornadas, formó parte de una muestra que se llamó “Pulsión y secuencias”, en ella expuse 2 series de imágenes impresas, una llamada “Pulsión” y la otra “Secuencias”; Además 8 “Libros de artista” firmados.
Esta obra de triple formato fue expuesta en la Galería 180º Arte Contemporáneo de Buenos Aires en el año 2004.

La “Pulsión”, es un instante inicial de algo, un impulso, una idea-vector en el espacio, que al congelarla en imagen parece anular el devenir hacia el final. Es una fuerza que choca o se enfrenta con su propia energía, para salir adelante o quedarse sólo en ese impulso.
Las “Secuencias” de estos instantes han sido trabajadas, filtradas, manipuladas, ficcionando un transcurrir que aletarga el inicio y espera hacia el final una nueva “Pulsión”.

En tiempos de crueldad y de catástrofes, estas imágenes muestran Belleza. Cuerpos en sintonía entre el tiempo y la vida, la alegría, el amor, la poesía, aunque esté ese temor o aquel error...
Hoy no podemos ver esta belleza que tenemos cerca. No queremos verla. Solo tenemos presente el poder y la violencia del deseo de más poder.

Este Video de 8 micros, está realizado mediante fotografías digitales, digitalizadas propias o apropiadas. Estas, fueron manipuladas ficcionando una secuencia, un movimiento. No hay filmación y en el mayor de los casos, la secuencia no es real.
Por otro lado, en cada uno de estos micros hay un cuasi relato de sonido, color y forma que quiere decir algo sin contar nada, sólo secuenciar una primera Pulsión, tal vez para que no se acabe nunca.

Una vez terminada la edición de los micros y como si tuviera la intención de ubicarlos, en el sitio más sencillo del recuerdo –allí donde se encuentra la belleza- , busque en la música popular, (salvo Satie), el recorte justo que necesitaba y lo colgué jugando con un sentido melancólico, alegre o díscolo según cada segmento.

Luego están los textos que fueron extraídos de poemas y dan inicio a cada uno de los segmentos sobre una cinta de moebius. Los usé como si hubiera “editado” un film de sólo textos, como si hubiera recortado los frames finales de una secuencia lineal y los hubiera unido con los iniciales de otra.
De esto, resultaron palabras-instantes que se cuelan entre cada micro, uniendo y desuniendo los 8 segmentos en una sola pieza. Es como si hubiera una mirada final, que no es la del espectador sino la mía propia ante lo hecho, aquello que me identificara en algún lugar de la memoria.

Al respecto, quiero citar ahora unas palabras de Jean Baudrillard: ..“El tiempo real es un artificio mucho mayor todavía que el tiempo diferido y al mismo tiempo es también su negación, si queremos tener el goce inmediato del acontecimiento, si queremos vivirlo en el mismo instante, como si estuviéramos allí, es que ya no tenemos ninguna confianza en el sentido o en la finalidad del acontecimiento.
La misma negación se detecta en unos comportamientos aparentemente inversos: historiarlo todo, archivarlo todo memorizarlo todo de nuestro pasado y del de todas las culturas. ¿No subyace aquí el síntoma de un presentimiento colectivo del fin, de que el acontecimiento y el tiempo vivo de la historia se han acabado, y de que hay que pertrecharse con toda la memoria artificial, con todos los signos del pasado, para afrontar la ausencia de futuro y los tiempos glaciares que nos esperan?....” (de: “La ilusión del Fin”)

Debido a este presentimiento del que habla Baudrillard, es que tal vez, me he “pertrechado” con estas imágenes –Si, aún no he podido prescindir de ellas- y con los otros elementos impalpables: los referidos al tiempo, los pequeños intersticios entre texto-imagen- sonido- movimiento y su continuidad.
Y sé que en este gesto, he provocado una artificialidad, algo que es propio de estos tiempos…. Eso me deja pensando….


Lo que sigue son los textos que aparecen fugazmente en el video:

Nº 1- un borde trágico y la sombra (con el micro con música de Eric Satie - Gnossienne Nr1 - 1888)
Nº 2- el descanso atrevido de las caderas (con el micro con el tema musical de Pérez Prado “Patricia” de los años ‘50, que luego usó Nino Rota para La dolce vita en 1960 y en el 2002 Ry Cooder y Manuel Galvan la interpretan para el album “Mambo Sinuendo”)
Nº 3- asombro de dolor y de lujuria (con el micro con extracto de la canción “Un año de amor” de Mina, año 1965)
Nº 4- sostiene un ángulo tres veces trazado en recto (con el micro con extracto de la música “Como dos extraños” de Pedro Laurenz y José María Contursi del año 1940)
Nº 5- Piel que se roza a sí misma.( con el micro con música tradicional de Bali)
Nº 6- Un guiño oscuro y rápido se queda (con el micro con extracto de un tema del grupo “Ojos de brujo” y la canción “El primer tempo del vals” de Jacques Brel del año1998)
Nº 7- en el tono rojo y grueso, tembloroso y suave.( con el micro con extracto de la música “Bamboleira” Rumba gitano de los Gipsy Kings año 1987)
Nº 8 -Todos los dedos incluido ése transparente (con el micro con extracto del tema “Army of me” de Bjork en el album “Post” de 1995)


Y por último, quiero compartir un extracto del prólogo del catálogo de la muestra “Pulsión y secuencias” de la crítica, teórica e investigadora Margarita Schultz :

“………….. Por alguna razón no fácilmente explicable, el modo video tiene la capacidad de expresar mucho con poco.
Es lo que podemos percibir como observadores. Sobre todo, porque el procedimiento de collage electrónico, que caracteriza a este conjunto, deja espacios semióticos para la interpretación, entre imagen e imagen presente.
¿Pero desde dónde apunta el asombro? Desde el horizonte de un trabajo creativo que, en lugar de hacerse cargo de la violencia y la destrucción que nos envuelven en estos días apelando a la reproducción misma, se vuelca en otra dirección. Pero es un vuelco tan definido que deja la impresión clara de ser deliberado.
¿Es un dar vuelta la espalda? No. Podemos imaginar que sin llegar al pliegue amargo de la ironía, Anahí Cáceres deja un tiempo intermedio para que el espectador encuentre en sí mismo ese contraste……………..”

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